El río Razón discurre a bastante distancia de Valdeavellano y el arroyo que atraviesa la localidad, el Guardatillo, sufre fuerte estiaje en verano. Y por supuesto el agua corriente todavía no había llegado a cada casa. Esta situación llevó a que se tuvieran que construir varios lavaderos en los distintos barrios del pueblo para facilitar esta labor, que en aquellas fechas recaía integramente en las mujeres. Por esta razón en los años 50 del pasado siglo se acometieron las obras de los cuatro lavaderos comunitarios que aún hoy permanecen en pie: Santa Ana, Razones, Arrabal y el Chorre. Más antiguo y, en desuso antes ya de la guerra civil, se contó en el pasado con el conocido como "fuente techada" cuya agua, procedente de un manantial, sería más agradable en el invierno.
Los lavaderos de Los Razones y del Arrabal (o del Soto) son prácticamente gemelos y se encuentran en pleno casco urbano de Valdeavellano. Su construcción comenzó en el año 1952 y ambos tienen sendos edificios encalados con tejado a dos aguas que forman un frontón triangular en su frente en el que se abren una puerta a cada lado y un vano con arco de medio punto enmedio. Coronan su viertaguas y los laterales bolas de piedra. Esta estructura cobija el lavadero propiamente dicho, con sus bordes inclinados para facilitar el lavado.
El del Chorre se encuentra fuera del casco urbano, en el camino que al norte de la localidad asciende hacia el monte Guardatillo. es más sencillo y de dimensiones más reducidas.
Por último nos encontramos el lavadero de Santa Ana, también en los alrededores. Es el más relevante tanto por tamaño como por su construcción. También es un edficio de piedra vista con tejado a dos aguas, pero la entrada se realiza por el lado sur, que carece completamente de muro dándole su entramado de vigas un aspecto de porche. En el interior se encuentr la larga cubeta para lavar, habiéndose instalado posteriormente una chimenea, pues una vez perdida su función primigenia, se uso como merendero.
En la actualidad, los lavaderos de los Razones, el del Arrabal y el de Santa Ana han sido restaurados en su totalidad y se destinarán a albergar parte de una exposición temática sobre la mantequilla y el Valle.
Por último nos encontramos el lavadero de Santa Ana, también en los alrededores. Es el más relevante tanto por tamaño como por su construcción. También es un edficio de piedra vista con tejado a dos aguas, pero la entrada se realiza por el lado sur, que carece completamente de muro dándole su entramado de vigas un aspecto de porche. En el interior se encuentr la larga cubeta para lavar, habiéndose instalado posteriormente una chimenea, pues una vez perdida su función primigenia, se uso como merendero.
En la actualidad, los lavaderos de los Razones, el del Arrabal y el de Santa Ana han sido restaurados en su totalidad y se destinarán a albergar parte de una exposición temática sobre la mantequilla y el Valle.